• LA CASA REDONDA
  • Autor Louise Erdrich
  • Editorial Siruela, Madrid, 2013
  • Traductor Susana de la Higuera Glynne-Jones
  • nº páginas 352

Louise Erdrich. LA CASA REDONDA

03/2/2014 - JOSÉ MARÍA GUELBENZU

Louise Erdrich, escritora norteamericana de origen chipewa, ha obtenido con esta obra el prestigioso National Book Award correspondiente a 2012. En sus novelas se ha ocupado fundamentalmente de contar historias referidas a la vida y creencias de los indios chipewa de Minessota y Kentuky, pero en esta ocasión sitúa la acción en la reserva de los indios Ojibwe, cultura que ha estudiado y conoce perfectamente.

La casa redonda es el vigoroso relato de la violación de una mujer india y sus consecuencias, que se enmarcan en una doble dirección. De una parte la situación de discriminación y apartamiento en que se encuentran los indios de la reserva, desprovistos de derechos jurídicos elementales que, sin embargo, sí se aplican a los blancos. De la otra, el esfuerzo de su hijo, Joe, por descubrir al agresor, de quien se sospecha también un asesinato. Joe no puede soportar la lentitud y el aparente desinterés de la policía a pesar de que su padre es un juez tribal.

La madre de Joe ha quedado traumatizada, se encierra en su habitación y se niega a hablar. El padre actúa con la paciencia propia de quien sabe que la justicia es distinta para unos y para otros. El chico, en cambio, decide investigar por su cuenta con la ayuda de sus tres amigos más cercanos. A partir de aquí los elementos del drama se van exponiendo y desarrollando por medio de la espléndida escritura de Louise Erdrich. En primer lugar, el sentimiento de amistad y lealtad de los cuatro muchachos que culminan en la soberbia escena del campo de golf. En segundo lugar, la novela se centra, en realidad, en el paso de Joe desde la adolescencia y el entorno familiar al mundo adulto, paso cargado de dramatismo que la autora va modelando poco a poco con extraordinaria intensidad y perspicacia. En tercer lugar está el relato de cómo cambian los ritmos y modos de vida de una familia afectada por un suceso tan brutal; pero este cambio se va modulando a partir del momento en que la madre reacciona, empieza a cambiar y la casa lo hará con ella, y también Joe. El chico está obsesionado por recobrar a su madre y, con ello, recuperar la vida de antes, pero la vida lo lleva sin remisión a ese mundo nuevo adulto en el que se dispone a entrar antes de tiempo. La novela trata de todo ello inserto en las relaciones familiares más amplias, tíos, primos, abuelos etc., que muestran el modo de vida de los ojibwe y las creencias que se mezclan con la vida americana y constituyen una valiosísima presentación de los modos de vida de una comunidad sujeta a sus propia mitología, de una parte, y a la dificultad de encajarla en leyes discriminatorias, especialmente en lo referente a la aplicación de la justicia. Porque Louise Erdrich hace también una apasionada exposición de la indefensión en que se encuentran las mujeres indias.

Hay historias laterales referidas a mitos indios, como la historia de Akii o la de la casa redonda, que completan la exposición de ese mundo peculiar. Y hay, sobre todo, una serie de cuestiones de extrema importancia atravesando el libro de parte a parte: el sentido y origen del mal, o de la maldad, y también la culpa, el remordimiento, el sentido del castigo, la justicia y la fatalidad. Todo ello expuesto entre dos mundos –el indio y el norteamericano- con una prosa que indaga hasta en lo más íntimo de los personajes, entreverado con un convincente lirismo y un sentido del humor que aparece siempre oportunamente en la construcción de la trama.

Quizá la única objeción que cabe hacer –absolutamente menor- es que en algunos momentos (págs. 156 y 225) Joe nos habla desde el futuro en el que acabará por instalarse como abogado y luego fiscal. La novela termina en un momento tan dramático como incierto y esta certidumbre, que es muy posterior en el tiempo, crea una distorsión. Pero, como digo, apenas tiene importancia. El valor y el vigor de esta excelente novela pueden con todo.

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