• LA CHICA DE OJOS VERDES
  • Autor Edna O´Brien
  • Editorial Errata Naturae, Madrid, 2014
  • Traductor Regina López Muñoz
  • nº páginas 336

Edna O´Brien. LA CHICA DE OJOS VERDES

21/9/2014 - JOSÉ MARÍA GUELBENZU

Esta novela es la continuación de Las chicas del campo (Errata Naturae, 2013) la novela con la que se dio a conocer Edna O´Brien. Aquella terminaba con el paso de las dos amigas (Caithlin y Baba) del medio rural cerrado y sofocante de la católica Irlanda a la ciudad de Dublín. La chica de ojos verdes cuenta la vida dublinesa de Caithlin y Baba, sobre todo de la primera. Hay un paralelo entre ambas novelas que se establece en la relación de Caithlin con el señor Gentleman, un hombre mayor que pretende seducirla vergonzantemente, y Eugene, el hombre maduro y mundano que la seduce. En ambas relaciones lo que está presente es la ingenuidad de Caithlin, el deseo de emparejarse, el desamparo en que la ha dejado la muerte de la madre y la necesidad de apoyar sus sueños y esperanzas en una figura masculina, en ambos casos bastante mayor que ella.

Baba es más avezada que Caithlin, aunque el desconocimiento del mundo sea semejante en ambas. Lo que sucede es que Baba aprende deprisa, es rápida y lista y desdeña los sueños. En cambio, la soñadora Caithlin se convierte en carne de cañón para un afectuoso y seguro de sí mismo Eugene, que deslumbra a la pobre chica rústica. Ella está arrebatada por el amor que siente y que acabará por llevarla a un desenlace inevitable. Entre medias hay dos momentos de tensión: cuando el padre, un penoso borrachín autoritario, la devuelve al pueblo y cuando el padre y un grupo de paletos se presenta en casa de Eugene dispuestos a apalearlo y llevarse a Caithlin.

Bien, ésta es la anécdota. ¿Dónde está la importancia de este libro? Edna O´Brien escribe de manera directa, sin virtuosismos e innovaciones, con una escritura tradicional. Por lo tanto, todo el esfuerzo está puesto en su insobornable y penetrante mirada, un don que desemboca, de primeras, en la naturalidad expresiva. A Caithlin, recién llegada a Dublin, a la libertad, la definen el dinero como ausencia, las ganas de ligar, la estrechez, la vida encerrada, las pocas perspectivas... y todo eso lo resolverá Eugene, al que se entrega ciegamente, pero paso a paso, exquisitamente medidos por la autora. Los pequeños detalles, la caracterización de sus defectos y virtudes, los gestos minúsculos, las manías, el pudor, el dolor y la alegría de Caithlin, su debilidad sustancial, su dependencia de otro... se iluminan por medio de una percepción admirable de las trascendencia de las cosas pequeñas, la cotidianeidad vital, servida por una prosa directa, espontánea y cautivadora donde el humor, las divertidas peripecias, frustraciones y torpezas, episodios hilarantes y sentimientos elementales van tejiendo el retrato de las emociones y experiencias de una muchacha simple y noble camino de la maduración.

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